Compartiendo la Experiencia desde el terreno: la Republica Democrática del Congo

jueves, 22 de noviembre de 2012

MONUSCO Y PROTECCIÓN DE CIVILES: LIMITACIONES DEL MANDATO
Marcela Donadio
RESDAL


La precaria estabilización en el oeste y sur del Congo motivó que a partir de julio de 2010 el Consejo de Seguridad convirtiera a MONUC en MONUSCO, dando a la vez un mensaje tanto al gobierno como a la comunidad internacional acerca del papel de Naciones Unidas: colaborar y apoyar los esfuerzos del gobierno, antes que cumplirlos ella misma. Esta posición es fuente de las mayores críticas a la acción de Naciones Unidas en Congo, especialmente en los momentos en que se conocen aberrantes hechos de violencia; sin embargo, a la hora de las evaluaciones y especialmente desde los países contribuyentes, es necesario recordar que la misma depende de los mandatos del Consejo de Seguridad.

La reaparición periodística de la acción de rebeldes en el Este del país (acción que nunca ha verdaderamente cesado, a lo que debe agregarse el LRA en el norte, en la zona donde sirven los cascos azules guatemaltecos) reaviva los debates y las acusaciones a una misión de paz que aparentemente está inactiva, retratando a los peacekeepers casi como observando con indiferencia mientras esperan en calma el momento de regresar a casa, muy lejos de lo que los testimonios de quienes sirven allí reflejan. Pocos de esos debates o noticias apuntan al origen de las cuestiones, cual es el mandato que recibe la misión.

Mientras los principales medios internacionales cuestionan por ejemplo que “El fracaso de la ONU para confrontar a los insurgentes ha levantado preguntas acerca de la misión más larga y más costosa”, se hace poca mención a la responsabilidad de los países que componen la ONU en la decisión principal que sella la suerte de una misión: su mandato. En este caso, pueden comprometerse en apoyo a las fuerzas armadas nacionales; no están autorizados a comprometerse por sí mismos en combate con grupos rebeldes a menos que sean directamente agredidos (cosa que obviamente los rebeldes se cuidan de hacer). Si estas cuestiones se reforman o no, es algo que esperemos se discuta en estos días en el Consejo. Muchas cuestiones dependen de ese mandato, como qué se puede y qué no hacer con un tema clave: la reforma del sector de la defensa.

La negación en algunos círculos internacionales sobre este tema parece directamente proporcional a la indiferencia de los países latinoamericanos, punto que fue remarcado por los actores congoleños en las entrevistas, donde se pedía un mayor involucramiento de países como los latinos que han experimentado guerras civiles y agudas problemáticas civiles-militares.

La mirada cambia según el protagonista: en el caso de la prensa uruguaya (el contingente de Uruguay está justamente basado en Goma) explica con otro detalle la problemática reproduciendo declaraciones de un oficial desplegado en el terreno: "si a Uruguay le dan la orden de salir a defender a los congoleños, lo hará". Y cita que la orden por escrito fue que “más allá de la tarea que cumplen, los cascos azules no abran fuego contra nadie a menos que sean atacados (…). Eso, en los hechos, deja a todos los efectivos sin posibilidades de defensa de la población civil.”

Podemos debatir mucho sobre el para qué de una misión de paz, pero creo que casos como el de Congo hacen reflexionar en qué sucedería si la misión no existiera. La lectura del llamado Mapping Report publicado por la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos en 2010 puede ayudar a esa reflexión.

En medio de todo esto, la población congoleña sigue sufriendo conflicto tras conflicto. En general basta con la cercanía de un grupo armado para que la población, memoria histórica mediante, comience a buscar lugares más seguros. Esto sucede ahora en Goma frente a los nuevos rebeldes del M23 encabezados por el viejo rebelde Bosco Ntaganda que entre una y otra etapa de su vida fue coronel del ejército nacional. O sucede a la población de Kimua (localidad en medio de la selva a unos donde Uruguay tiene desplegada una compañía militar a la que solo se puede llegar por helicóptero) donde cada vez que arrecian los combates la población local busca refugio en las cercanías de la base uruguaya. Todos –peacekeepers y población- testigos y víctimas de la kermesse de fusiles e intereses que ha sido el Congo en los últimos veinte años.

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